Cultivo de pepino.
El pepino es una hortaliza perteneciente a la familia de las cucurbitáceas, como el calabacín, la calabaza, el melón o la sandía. Es muy consumido mundialmente, tanto fresco como procesado, y España es el mayor país productor de pepinos de la Unión Europea.
Este vegetal no posee unas propiedades nutritivas destacables, sin embargo, presenta un alto contenido en potasio y bajo contenido en sodio, lo que le convierte en un alimento ideal para personas con hipertensión o ácido úrico alto, por ejemplo. Además, si se come con piel es una fuente de fibra y betacarotenos, beneficiosos para la salud.
Plantación de pepinos.
Para que las semillas de pepino puedan germinar necesitan temperaturas del suelo de unos 15-16oC. Normalmente, estas hortalizas se cultivan en primavera directamente en el suelo, pero si el clima todavía es frío lo mejor es sembrar en semilleros.
Suelo
El cultivo de pepino requiere suelos ligeros, bien drenados y ricos en materia orgánica, sin encharcamientos. Además, la salinidad del suelo no debe ser muy elevada ni muy baja. El pH óptimo oscila entre 5’5 y 7.
Clima
Los pepinos prefieren climas cálidos. Se adaptan a temperaturas entre 18 a 25oC, con un máximo de 32oC. Sin embargo, las temperaturas demasiado altas provocan que crezcan más flores macho que hembra, perjudicando así a la producción.
Rotación de cultivos
En el cultivo de pepinos es importante evitar plantar donde ya se había cultivado cucurbitáceas anteriormente, ya que se trata de plantas muy voraces que pueden agotar los suelos.
Cuidados requeridos por los plataneros.
Semilleros
A principios de la primavera se preparan los semilleros y a los 5-8 días empiezan a germinar. Al cabo de un mes, se realizan los trasplantes al huerto en zonas soleadas.
Acondicionamiento del suelo para el cultivo de pepino
La preparación del suelo se basa en el arado y la rastra para obtener una textura fina y favorecer el crecimiento de las raíces.
Además, se debe aplicar materia orgánica, como hummus de lombriz o compost, ya que el pepino es muy exigente en nutrientes. Además, esta capa de abono ayuda a mantener la temperatura del suelo estable.
Riego del pepino
Antes de la siembra, se debe realizar un riego profundo para que el suelo presente la humedad adecuada. Posteriormente, para garantizar un buen enraizado se somete a las plantas a un estrés hídrico controlado.
Una vez que las plantas de pepino están creciendo, necesitan riegos frecuentes y no muy abundantes, sin encharcamientos, para evitar enfermedades por hongos como el oídio o el mildiu. El mejor sistema de riego para los pepinos es el riego por goteo.
En las zonas más calurosas es muy recomendable el uso del acolchado para mantener la humedad del suelo y reducir la cantidad de agua del riego.
Entutorado
La planta de pepino puede dejarse como rastrera, pero debido a su gran desarrollo lo mejor es entutorarla para mantener la planta erguida, mejorar la aireación y favorecer la llegada de luz solar.
Entutorar es crear una estructura para guiar los tallos y sostener los frutos (como se hace con las tomateras).
Destallado
La variedad de pepino “holandés” requiere la supresión de todos los brotes laterales, dejando únicamente el tallo principal.
Para las demás variedades no se eliminan los brotes laterales, sino que se despuntan por encima de la segunda hoja.
Deshojado
Durante este proceso, se eliminan las hojas viejas, amarillas o enfermas. Cuando la humedad es demasiado alta es necesario tratar los cortes con pasta fungicida para evitar daños.
Polinización
Las matas del pepino, como ya hemos mencionado, presentan flores macho y hembra. Por tanto, se requiere que éstas últimas sean polinizadas para garantizar el crecimiento de los frutos. Para ello, existen una serie de medidas que podemos adoptar para asegurar la polinización:
- Atraer a insectos polinizadores con otras flores que les atraigan
- Evitar el uso de plaguicidas.
- Polinizar manualmente.
- Aplicar fertilizantes ricos en potasio, elemento que favorece la formación de flores.
Fertilizantes para el cultivo de pepino.
El cultivo de pepino, como ya se ha mencionado anteriormente, es un cultivo exigente en cuanto a nutrientes.
Los nutrientes principales que requiere son el nitrógeno, el potasio y el fósforo. Cabe destacar la importancia de la relación nitrógeno/potasio a lo largo de todo el ciclo del cultivo mientras que el fósforo desarrolla un papel determinante durante el enraizamiento y la floración.
En cuanto a micronutrientes, el calcio es un elemento relevante para la calidad del cultivo ya que favorece las defensas de las plantas frente a enfermedades. Además, otros micronutrientes como el hierro y el magnesio influyen significativamente en el color de la fruta, su calidad y la resistencia de la planta.
Si lo que queremos en un cultivo ecológico de pepinos, tendremos que suplir estas necesidades nutricionales mediante la aplicación de fertilizantes y abonos ecológicos, como el compost, el hummus de lombriz, el estiércol o aquellos formulados a base de algas, minerales y materia orgánica.
Recolección de pepinos.
Aunque depende mucho de la variedad, las condiciones de cultivo y el destino final del producto (fresco o en conserva), generalmente, la cosecha de pepinos comienza a los 40-70 días después de la plantación.
La recolección se realiza cuando los pepinos están cerca de su máximo tamaño, pero antes de su maduración. En este momento, las puntas del fruto empiezan a cambiar ligeramente su color verde a amarillo.
Por último, cabe mencionar que los pepinos destinados a ser enlatados se deben cosechar temprano, cuando tiene una medida entre 3-9 cm.